martes, 1 de octubre de 2013

339 días.

Tengo el corazón roto.
Y me pregunto
¿Cuantas veces más se volverá a romper?

Quizá, estas sean las palabras más íntimas de cuantas haya escrito aquí.
Porque mi corazón supura y no sé como cerrarlo.

Toda mi vida he pensado que habría alguien para mi.
Después de cada fracaso, aún muerta de dolor, pensaba que la experiencia, no sería más que un paso más, para acercarme a la persona con la que compartir mi vida.

De niña, preguntaba cuando encontraría a la persona adecuada.
Espera, todo llega, ya verás.
Cuando menos te lo esperas es cuando te ocurre
¡Y es tan maravilloso!

Pero esperas y no llega
Así que sales a buscarlo y te tropiezas
Y te embarras de hipocresía.
Y te engañan y se engañan con palabras que se repiten, que se usan de manera incorrecta, demasiadas veces.

Y te preguntas ¿Será él?
Y no te fías, por que ya te has estrellado otras veces
Y ya sabes lo que duele
Pero parece bueno y todo apunta que lo es.

Y te mira como nadie te ha mirado nunca
Y te toca como nadie lo ha hecho
Y te busca
Y por fin, te encuentra.

Pero pasa un tiempo y el ser humano, por naturaleza, deja de prestar atención.
Y los mensajes se espacian
Y no dices nada porque no quieres presionar
Pero cada vez lo ves más lejos
Y el eco de lo que fué comienza a sonar dentro de tu cabeza,
cada noche, antes de dormir.

Entonces te preguntas, ¿Qué he hecho mal?
No eres tú, soy yo.
Intentas aprender para la próxima, te rompes la cabeza cada noche antes de dormir buscando explicaciones.
Explicaciones que nunca llegarán.

Te dicen, concéntrate en ti.
Tienes que aprender a estar sola
Pero tú ya sabes estar sola
Lo llevas estando toda la vida.

Y te preguntas de nuevo ¿Qué tengo de malo?
¿Y que tiene de malo querer compartir tu vida, si sientes que has nacido para amar?
Y te repiten, no eres tú, ya llegará.
Si.. ¿Pero cuando?

Entonces se acerca a tu vida alguien que te resulta plano, pero bueno.
Y sientes deseos de plantarte.
¿Quizá esto sea el amor? 
Pero en el fondo, sabes que no lo es
Porque no se te eriza la piel
Porque no le piensas como deberías.
¿Y si esto es lo que dice la gente que es amor?

Pero te rebelas. Te rebelas porque has visto que existe.
Porque aunque no sea común, sucede.
Porque no quieres vivir un amor de mentira.
Ni firmar un compromiso con alguien sólo porque lo haya que firmar.
Porque te niegas a conformarme
O a buscar un bienestar edulcorado.

Estudias tu contexto
Y no es una cuestión de belleza, inteligencia o popularidad.
Más bien parece una cuestión de suerte.
Y piensas en aquella película de Woody Allen que habla sobre su importancia en la vida.

Pienso entonces, que no he tenido suerte.
Pero ya no tengo ganas de seguir jugando.
Son apuestas demasiado arriesgadas.
Y me pone triste pensar en todo ese cariño desperdiciado.
Que jamás utilizaré.
En esa faceta frustrada que quita ese brillo en mis ojos.
Que siempre he buscado.

Pienso en todas esas grandes mujeres que forjaron una leyenda de su nombre
Y jamás conocieron el amor que ellas tanto anhelaban
Por lo que lo habrían cambiado todo.



¿Para qué vivir en el paraíso, si no puedes compartirlo?